Tocar un instrumento salud mental
Actualmente sabemos que el cerebro humano no se forma exclusivamente durante los periodos críticos del desarrollo. Se producen cambios neuroplásticos en respuesta a estímulos internos y externos a lo largo de toda la vida (Draganski y May, 2008). Desde una perspectiva social, los procesos de neuroplasticidad subyacen a fenómenos como la educación, la rehabilitación neurológica o el envejecimiento saludable.
Por último, los avances en los métodos de neuroimagen no invasivos proporcionaron a los científicos herramientas específicas para estudiar de forma no invasiva la plasticidad cerebral en seres humanos vivos. Se utilizaron técnicas de neuroimagen estructural y funcional para comparar la anatomía y la función cerebral entre grupos de músicos y no músicos y, más recientemente, para estudiar los cambios plásticos relacionados con el entrenamiento musical en estudios longitudinales.
Esta revisión pretende presentar las pruebas más recientes de la neuroplasticidad relacionada con la experiencia en el contexto del entrenamiento musical en adultos, centrándose en la neuroimagen y haciendo hincapié en los estudios longitudinales. Dado que el alcance de esta revisión es limitado y se centra en el entrenamiento musical como modelo para estudiar la plasticidad cerebral en adultos neurotípicos, no se discuten los estudios de cambios complejos relacionados con el desarrollo y el envejecimiento. Nos centramos especialmente en los diseños experimentales para comprender mejor tanto la reorganización cerebral como los marcadores neuronales de predisposición cuando se aprende a tocar un instrumento musical. Dado que incluimos estudios que utilizan una multitud de técnicas de neuroimagen tanto funcionales como estructurales, también proporcionamos una breve visión general de dichos métodos destacando las ventajas y desventajas de cada método para la investigación de la neuroplasticidad (Tabla 1).
Cómo afecta el azúcar al cerebro
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Cualquier tarea creativa es una forma de expresión personal, incluida la interpretación de un instrumento. Cuando tocas un instrumento musical, esencialmente estás proporcionando una salida para liberar tu energía previamente desaprovechada.
Tampoco hace falta ser un experto. Sólo tienes que encontrar una forma de expresarte a través del movimiento de las manos, las emociones y los pensamientos. Y, todos los sentimientos que antes estaban latentes, cobrarán vida. Todo esto sucede cuando la música se convierte en una especie de vehículo que saca esas emociones y sentimientos sin explotar.
La música es una vía de expresión única que ningún otro método o forma ofrece. Siempre que alguien tiene la oportunidad de expresarse con sus compañeros, le permite alimentar su lado creativo.
Los beneficios de un cerebro bilingüe
La música afecta a nuestro cerebro de muchas maneras, y en un número sorprendente de áreas diferentes. La música afecta a nuestro estado de ánimo, a nuestra reacción ante las cosas, a nuestra capacidad para hacer ejercicio, a nuestra capacidad de atención, a nuestra capacidad de razonamiento… incluso la música que elegimos puede reflejar y afectar a nuestra personalidad (lee este artículo de buffer “8 sorprendentes maneras en que la música afecta y beneficia a nuestro cerebro” para ver si estás de acuerdo).
Cuando no sólo se escucha música, sino que se aprende a tocarla, se utilizan muchas áreas diferentes del cerebro: el córtex motor, que controla el movimiento, se utiliza cuando se toca físicamente un instrumento; el cuerpo calloso, que conecta ambos lados del cerebro, se utiliza sobre todo cuando hay que usar las dos manos para tocar un instrumento; y el córtex sensorial, que controla la respuesta táctil cuando se hace música.
Cuando no sólo se escucha música, sino que se aprende a tocar un instrumento musical, se ponen en funcionamiento todas estas áreas del cerebro a la vez, lo que hace que trabajen juntas de forma más eficiente: ¡cada vez que se practica, el cerebro es más y más eficiente!
¿Qué partes del cerebro estimula la música?
Aprender a tocar un instrumento musical tiene muchas ventajas: aumenta la confianza en uno mismo, mejora la memoria o amplía el círculo social. Éstas son las diez razones por las que deberías plantearte tocar un instrumento este año.
Einstein dijo una vez: “La vida sin tocar música es inconcebible para mí. Vivo mis sueños con música. Veo mi vida en términos de música… La música es lo que más alegría me da en la vida”. Y resulta que Einstein estaba en lo cierto: muchos estudios muestran una correlación entre la formación musical y el éxito académico, tanto en niños como en adultos. Aprender a tocar un instrumento estimula el cerebro y mejora funciones como la memoria y la capacidad de razonamiento abstracto, esenciales para las matemáticas y las ciencias.
Tocar un instrumento no sólo es bueno para el cerebro, sino también para ampliar el círculo social (lo siento, pianistas y organistas). Unirse a un grupo musical a cualquier edad te anima a entablar relaciones con nuevos tipos de personas. También fomenta la capacidad de liderazgo y de trabajo en equipo, además de mostrarte las recompensas de trabajar con otros.